domingo, 16 de diciembre de 2012

¿Qué piensas?



Él: ¿Qué piensas?

Ella: ¿Que qué pienso?

-Ella lo mira fijamente con una ligera sonrisa en su cara. Se acerca a Él-

Ella: Nunca creí en la existencia de los príncipes azules, ni en las princesas, ni en los finales felices, ni en el amor que dura por siempre.
Siempre creí en las madrastras, las Lolitas, las femme fatale, los secuestradores, asesinos y vengadores.
No me gustan las historias felices y predecibles. Yo quiero el romance, lo inesperado, lo sorpresivo, el drama, la vuelta de tuerca, el correr bajo una tormenta para alejarte de personas malignas.

-Él, atónito, abre sus pequeños ojos tratando de comprender un poco lo que Ella dice-

Ella: Yo no quiero una predecible vida de plástico.
Quiero una película con miles de escenas memorables; quiero drama, violencia, romance, lágrimas, sexo, risas, rabia, ansiedad, calma, amor, desamor, hastío, insatisfacción, saciedad, locura, felicidad...

Pienso. Pienso en ti. Pienso en mi. Pienso en un montón de historias nuestras que no han sucedido. Pienso en las fotografías de cada una de ellas. Pienso en aquel viaje a la playa que no hemos realizado. Pienso en el día que nos pelearemos. Pienso en el día en el que conoceré a tus padres. Pienso en nuestras reconciliaciones. Pienso en el día en el que nos mudamos juntos. Pienso en la decoración de nuestro departamento. Pienso en las canciones que cantaremos. Pienso en el día en el que pidas mi mano. Pienso en mi huyendo de nuestra boda. Pienso en ti, llorando y sufriendo. Pienso en el día en que nos asaltaron. Pienso  en el perro que adoptamos, el vino que bebimos, las discusiones que tuvimos. Pienso en el inicio y fin de nuestra historia.

Él: ...
Ella: ¿Qué?
Él: ...
Ella: Me preguntaste qué pensaba, ¿no?
Él: ...
Ella: ¿Fue demasiado? ... Demasiado para una primera cita, ¿verdad?
Él: ...
Ella: Perdón

-Silencio incómodo. Beben vino-




jueves, 15 de noviembre de 2012

Ignorando la Salida de Emergencia.

Siempre he ignorado las salidas de emergencia. Nuca las veo, nunca las busco, nunca me tomo la molestia de ubicarlas.

Una fiesta; la gente, el alcohol, la música, el baile, las risas.
La fiesta entera era una pista de baile donde los invitados se movían, o al menos trataban de.

Allí estaba Ella; Ella una mexicana que fruta no vendía, ni ciruela, ni chabacano, ni melón, ni sandía.
Ella bebía y bailaba acompañada de dos amigos; y entre risas, tragos y malos pasos de baile, sintió una mano en el hombro. Él.

Él; simpático extranjero, reconocible sólo por su acento. Él se acercó, le tocó el hombro y la invitó a bailar.

Inician las confesiones en la pista de baile. Quienes son, de dónde vienen, qué quieren, qué dejan atrás, qué hay adelante.

Ella sabe que tiene que correr.

Corte a Negros...

Ella abre los ojos mientras escucha "There's a Light That Never Goes Out - The Smiths" y lo ve, lo ha mirado toda la noche pero ahora realmente lo ve.
Él, Ella, la noche, la música, la pista, las luces, son suyas. Ellos bailan, ríen, besan, gozan, se miran.

El encuentro de un desencuentro; Ella parte sabiendo que no lo volverá a ver, al menos, no pronto.
Inicia la separación con prolongado adiós que tiene como antecedente una historia con soundtrack propio.

Ella pasa por la salida. Voltea atrás. Lo ve. Regresa a Él y ya tarde, se va.





domingo, 9 de septiembre de 2012

His Name Is Jack Daniel's And He Makes Me Horny.



Me jacto de tener la habilidad de detectar cuando un hombre se siente atraído hacia mí. Y cuando eso pasa, me convierto en la serpiente que asecha a ese pequeño ratoncito, seduciéndolo, mareándolo, hasta al final, comérmelo.

Pero odio ese momento de la vida en la que el karma me cobra y me pone en frente del hombre de los sueños de cualquier persona.

Anoche lo encontré  y….. No me atreví a decirle nada, ni hola.
Estaba atrás de una barra (era bartender), y, cada que me decía “hola, qué quieres?” yo musitaba “casarme contigo!!”  cuando el replicaba un “¿perdón?”, yo sólo decía “Un whiskey, amigo”, ¿Amigo? AMIGO?!!! Me reclamaba a mi misma, dándome asco por el comentario.

Karma, me estás ganando, no puedo ni verlo a los ojos sin querer aventar los vasos que tengo enfrente y aventármele a él.

¡¿Cómo no voy a perderme por alguien que, aparte de guapo, me da de beber?!

Es una oda a la masculinidad, alto, rubio, ojos claros, cabello largo, brazos fuertes, motociclista, surfer, semidios. Todo esto lo supe en el instante en que vi sus ojos azules… ah y cuando investigué su nombre y decidí stalkearlo.

Mi conclusión… él no fue hecho por dios, él es Dios.
¡Oh Dios! ¡Sálvame ó Tómame!! – Me decía a mi misma mientras él me miraba extraño porque llevaba más de 10 minutos parada frente a él con mi bebida en la mano.

Volví a mi mesa, me quedé de pie soñando, y, después de imaginar cómo lo despojaba de sus ropas y me tomaba ahí mismo, sobre la barra, frente a todos, en un frenesí de pasión y bestialidad, decidí hacer algo al respecto.
Tomé mi bebida para darme valor. Tomé las bebidas de mis amigos para darme aún más valor. Llegué. Lo miré directamente a los ojos y.... me fui.








miércoles, 2 de mayo de 2012

Crónica De Un Amor Mal Encaminado


Puedo utilizar los dedos de mis manos para contar las veces que lo he visto, y aún así me sobrarían dedos.

¿A qué te dedicas? – le pregunté con la esperanza de que me dijera “escapista”, pues las últimas veces que nos vimos y/o hablamos, la frase “me tengo que ir” formó parte esencial de la conversación.
La verdad es que nunca me quedó clara su profesión. Lo único que realmente me quedó claro fue, que probablemente pasaría mucho tiempo para que nos volviéramos a ver. Y no por falta de ganas, sino por un “detalle” o compromiso, sí, un compromiso que tiene nombre y apellido.

Al principio traté de verme “fresca” y de decirme a mi misma con una seductora voz interna – Baby, estas cosas pasan, pero c’mon darlin’, sabes que en dos días esto será parte del pasado – me dije… Es la fecha en la que no logro superarlo y ya va más de un mes. Ahora mi seductora voz interna sólo sabe decir - ¡mierda!, me enamoré. –

De pequeña cada que me enojaba alguien me decía -El que se enoja pierde-, y yo me enojaba más. Ahora estoy segura de que esa frase es inadecuada, en realidad se debería decir -el que se enamora pierde-, como yo, yo me enamoré y por mera lógica argumentaría, yo perdí.

Lo que más detesto de enamorarme, aparte de perder, es que salen de mí un par de personajes los cuales me incomodan. Al principio sale la “india María con todo y reboso” que llevo dentro, no hay mucho que hablar de ella, no más allá de lo evidente, pues. Quien realmente me incomoda, es el maldito, cursi y empalagoso poeta que habita en mí. ¿Qué puedo decir? Soy una cursi de closet, y lo detesto, y lo que más detesto es que me guste ser así.
Pero igual es de closet, pocos conocen a ese poeta, pocos como él.

 –Maldita sea- dice mi seductora voz interna.

Eso sí, el cursi closetero tiene historias e ideas muy buenas, si pudiera filmar todas las versiones que me ha contado de éste enamoramiento, seríamos millonarios, y tal vez ya no me daría vergüenza sacarlo a la calle, o aunque sea del closet.
Hace poco me contó una historia muy shakespeareana, en la que los personajes (o sea el escapista y yo) decidían huir juntos, aunque fuera por un solo día, un día para ellos. Acordaron de verse en el bosque (un café), tomar un corcel (el auto) y huir a otro reino (manejar hasta la playa más cercana).

La historia me parecía increíble, pero la verdad es que nunca creí en los cuentos de hadas, ni sus finales felices, ni sus falsos argumentos del amor.



PD: siguen existiendo poemas, historias y demás cosas amorosas, por si el escapista decide aparecer. Están escondidas en las cajas de zapatos, dentro del closet.

miércoles, 11 de abril de 2012

Perdí Mi Barco.

Soy un pirata que ha naufragado.
Estoy a la deriva en un mar infinito; a penas y me sostengo sobre ésta tabla.
No tengo comida, no tengo agua, no tengo ron.

Sólo tengo mis recuerdos.

Recuerdo sonrisas, miradas, caricias, mi barco y una playa; una playa en especifico, mi último recuerdo antes del naufragio.

Recuerdo haber llegado a la playa cautivadora, recuerdo haberme embriagado en ella, recuerdo la textura de su arena, recuerdo no haberme querido ir.

No sé si fue parte de la embriaguez que me tomó por sorpresa la tormenta. No sé si fue la embriaguez la que me cegó. Pero cuándo todo se calmó, ya lo había perdido todo.

Perdí mi barco.
Perdí la playa.
Perdí la estrella del Norte para que me guíe.
Perdí la luna.

Ahora floto inaniciente.
Ahora floto esperando encontrar esa playa pronto.
Ahora floto buscando mi barco y su rumbo.

domingo, 25 de marzo de 2012

Tonto Planeta, Dile Que No Me Has Visto.


Estoy a punto de dar la orden y zarpar.

Tomo mis buques, mis armas, mis estrategias y planeo la retirada.
La retirada de un lugar hermoso; la retirada de tu playa.

Tu playa.
Tu playa con su brisa que me llena de paz.
Sus olas que me abrazan y protegen.
Su arena que se mete entre mis dedos de manera suave.
Su mar que besa mis labios y mi piel.

Creo que nunca había estado en un lugar tan hermoso.
Creo que nunca había tenido tantas ganas de quedarme en algún lugar y hacer nada, nada, mas que sentir la inmensidad de un lugar tan perfecto.

Pero me tengo que ir, me tengo que retirar.
Aunque me cueste aceptarlo, no es mi momento en éste mágico lugar. No quiero perturbar su paz con mi presencia extranjera.

Y aunque la estancia fue corta, amé pasar por un lugar inmensamente bello como éste.
Espero un día volver y disfrutarlo como nunca.



El barco por la luna, ya se ha ido.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Silencio.


Tenemos miedo de expresar ese pensar, ese sentir que no nos deja descansar desde hace varios días ya.

Nos escudamos en la culpa; la culpa que siempre aparece después. La culpa que nos enseñaron a sentir.

Preguntas invaden mi cabeza, mi corazón, mi alma.
¿Qué hay de malo en seguir un impulso? ¿Qué hay de malo en querer más? ¿Por qué no disfrutar la única vida que tenemos? ¿Por qué limitarnos a las reglas morales? ¿Por qué el miedo a sentir?

Todo para llegar al tiempo.
El tiempo, el tiempo, la excusa perfecta llamada "tiempo". La convención humana llamada "tiempo".
Pedimos tiempo como si fueran manzanas, agua, monedas.
El tiempo no existe.
El tiempo es una máscara, una salida fácil para evitar decir palabras hirientes. El tiempo es un espacio ficticio donde te convences de que todo está en orden, de que las cosas deben seguir su mismo camino.

El tiempo es un pretexto para guardar silencio. Silencio que nos invade a ti y a mi.

El tiempo no existe.

"Nosotros" no existe.



domingo, 22 de enero de 2012

No sé a dónde irá esto...

Que no me guste decir mentiras no significa que te contaré mis verdades; no todas, pues.

-¿Por qué me miras así?...

Qué peligrosas ¿no?, las palabras. Porque las palabras te comprometen. Yo por eso escucho, pienso y entonces digo o no algo. He visto tanta gente tirar su vida por el mal uso de las palabras...

-¿Por qué me miras así?! ¡Basta!

Tienes miedo, ¿verdad?
Anoche entré en un estado insólito. Hubieras visto tu carita. Estabas aterrado...
¡Ya!, no te enojes. Mira el lado positivo, te estoy presentando a mis demonios.

-Claro que es positivo. Significa que me importas. Ustedes los hombres, simplemente no lo entienden, ¿verdad?

¿Sabes qué es lo bonito de ser mujer?... Que el hombre y la historia se han encargado de ponernos títulos como "histérica, loca, etc." ¡Uy! y ni hablar del famoso "síndrome pre-menstrual"; todos y cada uno de estos títulos, nos ceden el privilegio de actuar como se nos antoje y es completamente justificable.

-¡Ya! No me mires así, es broma.

Bueno, ya. ¿Qué es lo que quieres saber?...

Me gustas, ¿Lo sabías?... ¿Por qué me miras así?, sólo te dije que me gustabas, en ningún momento quedó implícito algo como "te quiero". Sólo, me gustas.

Ahora sonríes, ¿no?

¿Te digo algo más?... No le creas todo a una mujer guapa. Porque las mentiras son un vicio que se lleva muy bien con la belleza.

Te voy a contar una historia. Si quieres llámala "nuestra historia".

El día que te conocí, sentí algo en el estómago, no sabía qué era. Al principio creí que eran mariposas, creí que me enamoraba... pero ahora sé que era asco. ¿Sabes que el cuerpo sabe antes que tu cerebro, no? Pues si, una parte de mi sabía muy bien hacia dónde llevaría esto.

Pero igual me gustas, eh. Dicen que uno se acostumbra a todo, menos a no comer. Yo me acostumbré al asco, y creo que ya no podría vivir sin él, o sin ti.
Por eso estás aquí.

Shhhh... No te asustes, no te va a pasar nada. Esto es sólo en caso de que te quieras ir.
 Pero, ¿verdad que no quieres?
¡Eso! Así me gusta, calladito y quietesito.












Continuará.....